"Letra agregada por un usuario anónimo, gracias por colaborar con esta noble causa”
Dicen que el alcohol alivia el dolor del alma
y que tomando licor es que se encuentra la calma,
que las penas se disipan entre el whiskys y la parranda
y aquel que vive borracho su vida feliz la pasa.
Sin embargo mi canción una historia les relata
y que saque conclusiones aquel que quiera sacarlas,
es la triste historia de un amigo de la infancia
que cada vez que la cuento se hace un nudo en mi garganta.
Fernando fue un empresario de una posición muy alta;
mansiones y autos lujosos, escoltas y avión privada
era feliz con su esposa mejor dicho la adoraba
pero un día sin avisar lo visitó la desgracia.
Era una tarde lluviosa del exterior regresaba
diez años de matrimonio ese día ya celebraban
pero que grande sorpresa al entrar en su recamara
encontró a su amada esposa con otro hombre en la cama.
Aquella escena traidora Fernando derribaba
y fue tan grande el dolor que sus lagrimas brotaban
y aquel ramo de flores que compró para su amada
destrozando una por una en el piso las tiraba.
Su dolor se hizo más grande al oír a su adorada
diciendo que por favor que mejor se separaran
que había encontrado el amor que desde hace tiempo buscaba
y aunque Fernando lucho nunca pudo retractarla.
Fernando le dio el divorcio y jamás volvió a mirarla
su vida se hizo pedazos todos los días la extrañaba
y entre cantina y cantina su fortuna derrochaba
pensando que era la forma para poder olvidarla.
Fernando lo perdió todo y en las calles mendigaba
barbudo y con ropas sucias toditos lo despreciaban
que esto sirva como ejemplo para aquel que me escuchara
y es que solo Jesucristo sana la herida del alma.