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 Cancion: Ejemplos de aquellos tiempos
 Interprete: Jorge Guerrero

Letra de Ejemplos de aquellos tiempos por Jorge Guerrero

 

Al pie del arpa sonora
voy a decir algo cierto.
Póngase en fila, Ramón,
eso sí se lo agradezco,
para cantar con el Guerrero,
hombre padrote en el verso:
se ve sangre en la barrera
el día que juego mi cuerpo.

No se preocupe Guerrero
que el verso yo represento,
porque, sí, soy un coplero
de muy sobrado talento,
acostumbrado a cantarle
con amor al llano inmenso,
con melodías porque yo
juego con el sentimiento.

Sentimiento es lo que tengo,
pero no arrepentimiento.
Soy hombre de toro solo
y de caballo violento.
En un corral, apartando,
cureteando echo el resto
y en las faenas llaneras
tengo un historial completo.

Si a mí del llano me hablan
me da energía y me contento
de cuando en el llano había
hombradas de tipo recto
y tan solo una palabra
era como un documento:
por eso mis hijos tienen
de mí un bonito concepto.

En esa época, mi hermano,
había muy buenos ejemplos:
el hombre era respetado
según su comportamiento;
de la mujer no se hablaba
porque se daba supuesto.
Había mucha honestidad
aparte de fundamento.

Antes el llanero era amañado
para todo y resuelto:
a las tres de la mañana
todos estaban despiertos.
El caporal de sabana
era un hombre muy atento,
como Felicio Benito,
cojedeño cien por ciento.

Antes, cuando había llaneros
y los caballos mostrencos,
mucho [era] el que enlazaba un toro
en un boquerón estrecho.
Y digo que eso es verdad
porque yo también lo he hecho:
fue mucho el toro mañoso
que yo pegué de un manteco.

El llano debe tener
en el centro un monumento:
una silla con la soga,
un freno y un instrumento,
una cama de ganado
y de un caballo sus restos
y un llanero embolainado,
gritando a los cuatro vientos.

¡Qué bonito era mi llano,
Ramón, en aquellos tiempos!
Se veían grandes rebaños
por caminos polvorientos.
Los caballos de esa época
como que eran de concreto,
porque en el agua apartaban
los caimanes con el pecho.

El llanero antes cruzaba
en bestia los ríos revueltos,
amansaba las novillas
a puro yugo y sujeto.
Si me tocaba trochar
cualquier potro, lo someto
y, si sale corcoveando,
a fuerza de palos lo aquieto.

A mi caballo de silla
Nunca le faltó alimento:
Tenía un rucio paraulato,
que llamaba Mediometro,
Sé que no me ajiló
un toro, se lo confieso:
se lo juró por mi madre
y de mi padre sus restos.

Nos despedimos, Guerrero,
por eso yo me lamento,
porque quien habla del llano
le tiene conocimiento.
Yo tenía un caballo de silla
era castaño careto:
siempre vive en mis recuerdos,
aunque ya se encuentre muerto.

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| Agregada por: rodya | Visitas: 1615 | Valoración: 0.0/0
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