Cuando tú y yo nos conocimos, fue en una manga de coleo, yo sin pensar, que iba encontrar, a la mujer que me iba acompañar. Siempre que pienso en nuestro idilio, gracias le doy al Dios supremo, como aceptar hoy tú pensar, si a todas partes me querías acompañar.
Ahora tu me pides, me suplicas que abandone porque te esta preocupando, que yo me la pase Viernes, Sábado y Domingo con amigos parrandeando, si tu también vienes y a veces no quieres no se que te esta pasando.
Me duele que digas me molesta que me digas que renuncie a mi caballo, si ya tu bien sabes que es mi amigo, compañero, confidente y es mi hermano.
Me duele que digas que escoja un camino o tú o los toros coleados.
Yo ya no soy el agresivo, que se metía en el recoleo, me hacen pasar, no se bochar y allá en el coso no me meto a batallar.
Pues debe ser que por tu olvido ya me olvide de los trofeos, el juez central mando ingresar y yo buscándote en el palco principal.
Para que regreses son bastantes los motivos deben estarte contando, que cualquier novato saca el toro y lo colea y de mi se están burlando, pues no me interesa, si tu no regresas para que seguir coleando.
Se muere el domingo y la gente se retira y un coleador va pensando, colgar sus espuelas, entregarse a la bebida y abandonar su caballo, ha sido un fracaso estar en sus brazos y aun la sigo esperando.