I
Prenda querida que estoy en tu ventana,
Prenda adorada, atropellado por el frio
De compañía traje un cuatro sabanero,
Y mi sombrero emparamado de rocío,
Cachilapeando indicio de tu amor,
Con el clamor de mi canto amanecido,
Mi serenata por ti viene a rienda suelta,
Como una muestra que por ti estoy decidido,
Mi consentida hoy por ti son mis derroches,
Así esta noche se desvele el caserío,
Para que entienda todo aquel te pretenda,
Y así lo entienda que soy yo, a quien has elegido,
Abre la puerta, solo no quiero marcharme,
Quiero mirarme entre tus brazos rendido,
Bajo el embrujo de la luz de las estrellas,
Hasta las huellas de este corazón baldío.
II
Frio sabanero que en la lejanía te duermes,
Quieres correrme y todavía no has podido,
Vengo de lejos, surcando monte y mastranto
Silbado de espanto y por los perros latido
Por mi muchacha no me rindo ni me entrego
Ni me doblego ante cualquier desafío,
De aquí me marcho con los lebrunos del día,
Brisita fría y no por usted corrido,
Amor querido asómate en el alero,
Que el desespero me tiene medio aturdido
Creo que no aguante si ni miro tu presencia,
Y mi insistencia se puede morir de hastió,
Salga y me dice que soy lo que más añora,
Y que me adora como la barranca al rio,
En este mundo no hay una cosa más bella,
Hay mi doncella que un amor correspondido.
III
Cuatro sonoro explícale en tus cordeles,
Que de tus fieles, soy adicto empedernido,
Está impaciente pasteando bajo el carallo mi fiel castaño
A la espera de un silbido,
Para llevarnos a donde a los dos nos esperan
Sabanas buenas, el rescoldo de un bohío,
Donde la controla su relajo
La desparpajo aventándole un tañio
Tome las riendas yo me abrazo a su cintura,
Por la llanura en un galope tendido,
Cielo, distancia, mi caballo, tú y yo juntos,
Llegando al punto del edén de tu amorío,
Para entregarte al llegar a nuestro lecho,
Lo que en mi pecho, tengo para ti escondido,
Quiero expresar nuestra pasión,
Cuando se junten tu corazón y el mío.