Cuando el ultimo Llanero Monte el último caballo
Y arrime al último fundo y llegue al último hato
Habrá una mujer llanera esperándolo en el patio
Para exigirle que forme llaneros a sus muchachos.
Dirá que ella les dio el llano en la preñez y en el parto,
Y en la brisa que ayudaba a chinchorriarles el llanto,
En el suelo que aclaró las dudas del primer paso,
Y en el agua que lavó la sangre de sus porrazos.
Y en las primeras palabras dictadas de un arrendajo,
En la toná e´ sus arrullos en la contá e´ sus espantos,
En la sal de sus regaños, en la miel de sus abrazos,
En la cura y el remiendo pa´males de cuerpo y trapo.
Dirá que ya les brindó crianza del llanero nato:
Leche de sus pechos llenos, postrera de su camazo,
Cocuma de su conuco, ropita de su trabajo,
Y caño, monte y sabana como aliño en cada plato.
Cuando el último joropo adorne el último rancho
Y la música de cuerda toque el último guafazo,
Habrá una mujer llanera que salga al centro del patio
Desafiando a los parejos a ver quien la baila un rato.
Gritará que toquen recio, pedirá que le den largo,
Levantará en la revuelta el piropo de un muchacho,
La envidia de las parejas, el floreo de los capachos,
El verso de un cantador y los requiebros de un macho.
Y ella dirá que no quiere el juramento de un santo,
Ni los regalos de un rico, ni las machona’s de un guapo,
Sino que le tumbe un toro y que le dedique un lazo,
Que le componga un pasaje y que le amanse un potranco.
Cuando el último llanero en ancas de su caballo
Lleve a la mujer llanera que lo desafió en el patio
Verá a la luna alcahueta que asoma clara en lo alto
Y otra vez habrá llaneros y habrá llaneros pa’ rato!