I
La carta que me mandaste
que me mandaste
no tiene razón de ser
no haces más que reprocharme
con el mismo cuento aquel
que abusé de tu inocencia
doblegando tu honradez
que a los hombres como yo
debe agárranos la ley. (BIS)
Pero no te has preguntado
que pasó con el querer
si bastante lo regaste
nunca llegó a florecer,
yo pienso que fuiste tú
quién lo echó todo a perder.
y al sentirte acorralada
allí empezó tu vaivén
buscando desesperada
culpar sin saber a quién,
descargando tu ironía
en un pedazo e' papel.
II
Si un día me llega otra carta
carta malvada
no la pienso ni leer,
no vaya a ser que a la larga
me lo comience a creer
y termine como tú,
sumergido en un desdén
agua que no es de tomar
mejor dejarla correr. (BIS)
Que mientras el sol llanero
siga quemando mi piel,
yo seguiré componiendo
canciones de amanecer
gracias a mi Dios bendito
que puedo contar con él,
cuando en mi tierra no se oiga
un joropo en el caney,
el bramar de la vacada
o el relincho de un corcel
entonces ya no me esperen
porque estoy muerto también.