Ayer cuando era soltero
muchachita encantadora,
mil veces toque tu puerta
te hiciste la sordomuda
ni la más mínima muestra,
que me pusiera en suspenso
anhelando una respuesta.
Pasaba noches enteras
caminando mi desvelo,
y añorando tu presencia
entre tu casa y mi casa
de viajes perdi la cuenta,
era que mi amor andaba
cabalgando a rienda suelta.
Sentí que me rechazabas
que el corazón me arrancabas
dejando mi alma sin fuerzas,
que un comino te importaban
mis insistentes promesas.
Me fui sintiendo vacío
como el cause de aquel río,
donde hacen una represa
semejante agricultor
que ha perdido su cosecha.
Estoy leyendo una carta
que hiciste hace cinco días,
según lo indica la fecha
tiene conceptos bonitos,
que me toman por sorpresa
pero en mi moral de hombre
poquito a poco me afectan.
De haberme correspondido
con una de tus palabras,
quién sabe las consecuencias
pero golpeaste mi orgullo,
ignorando mi presencia
viendo sucumbir mis ansias
en un caudal de tristezas.
Y mira lo que ha pasado
y hoy soy un hombre casado,
con un compromiso a cuestas
lo lamento vida mía
si he de causarte molestias.
Conmigo puedes contar
y las puertas de mi hogar
para ti estarán abiertas,
y aunque nunca me lo creas
un rinconcito en mi mesa.
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