Perdónenme la vergüenza que con nada se asimila,
Me voy robando una vaca del hierro vida tranquila,
Pa que me vea ganadero una muchacha divina,
Uno enamorado no piensa, se pone que no espabila,
El hijo de un dueño de hato, con su plata la vacila,
Hay pa que no hable con migo, sus padres me la vigilan,
Él llega a verla en un carro, y yo en un burro que estila,
Los retazos de un invierno, que nos cayó en las costillas.
Hay con mi vaca vieja,
Va robada y no se queja,
Aunque a veces se me agila,
Los relés de las orejas, el nudo de la manila,
Mas el becerro que deja, me la pone intranquila,
Hay veces que se me aleja y me toca perseguirla,
Como persigo de lejos, el amor que me mezquina.
Yo he sido un muchacho honrado,
Pero un hombre despreciado,
A veces se descarrila,
Y al ver que se ha condenado, por poco se lo encuadrila,
Yo voy arriando un pecado, que la moral me aniquila,
De esta ya no salgo ileso, porque el perdón no lo alquila
Merezco que caiga preso, pa que me ponga las pilas.
No está ni mala la vaca, le pongo quinientos kilos,
Pero pesa más la carga que en mi corazón apilo,
Hay veces que uno en la vida, por tirárselas de vivo,
Lo arrincona la vergüenza, como pa que coja el hilo,
Lo que llegaba a su casa, enchambranado pa decirlo,
Que estaba enamorado de ella, pa gritarlo y repetirlo,
Pero cuando saludaba, se burlaban al oírlo,
Diciendo que un mono y yo, teníamos en mismo estilo.
Que otro de mono me mire,
Si no fuera por lo humilde,
Vaca vieja lo fusilo,
Tú eres más noble que ella, eso es lo que yo asimilo,
Pero hasta aquí fue mi estrella, porque al verla me encandilo,
Con el brillo de la botella, cuando un guamazo me agilo,
Por si el dolor me atropella, tener con que combatirlo.
Bajo aquel manirital, tengo el lanza y el puñal
Que contar un mosco en el filo,
Ya no son pa este animal, porque de esta me jubilo,
Devuélvase a su corral, que yo algún día recopilo,
Pedacitos de mi vida, que andan guindando en un hilo,
Por si no se me revientan, vivir el resto tranquilo.
